domingo, 31 de octubre de 2010

La toma del Fuerte del Olivo

El fuerte del Olivo tenía su enclave en el cerro conocido por los habitantes de la ciudad como La Oliva, que se encuentra frente al cementerio, en la carretera de Santes Creus. Era un baluarte extramuros, con una dotación de 1200 hombres y 50 cañones. Desde el alto del fuerte se dominaban todos los alrededores de la ciudad y las poblaciones vecinas, como Constantí. A su lado se encontraban el fuerte del Loreto y del Ermitaño.

La toma del fuerte se produjo la noche el 28 de Mayo de 1811, a  traición. 

Cuenta la historia que el comandante en jefe de Cataluña, que por aquellas fechas se encontraba en el Fortín de La Reina, donde se instalaba cada vez que nos visitaba, publicó un bando durante el día anunciando el cambio de retén. Los soldados de Armería tenían que ir a relevar a los de Hispania, cansados y agotados por haber mantenido fuertes combates contra los soldados del general Salme, a las órdenes del Mariscal Suchet durante prácticamente todo el mes de mayo.

El hecho de que se publicara dicho bando anunciando el cambio de retén provocó una gran indignación, pues los agentes franceses que se encontraban en el interior de las murallas pronto se enterarían de los movimientos militares de los españoles. No tan solo la noticia llegó hasta los mandos Bonapartistas, si no que lograron conocer el santo y seña.

Por la noche, amparados por la oscuridad y a que el uniforme era muy similar. Dos columnas de fusileros descendieron hasta el camino cubierto que comunicaba las murallas con el fuerte. Se introdujeron en él mezclándose con los soldados de Almería que iban a dar el relevo. Los de Hispania, al escuchar el santo y seña abrieron los portones "Somos los de Almeria que venimos a dar el relevo a los de Hispania". Los soldados españoles que se percataron, gritaron a los defensores "Los franceses vienen con nosotros", pero no se atrevieron a disparar por temor a herir a los nuestros.

Anteriormente habían abierto una brecha no practicable, pero con el uso de cuerdas y escalas y el revuelo creado en el patio de armas del fuerte por la entrada de los franceses por el portón, unido a que un batallón se coló por el conducto de agua que les llevaba al interior, tomaron el fuerte.

Los españoles ofrecieron gran resistencia, pero fueron aniquilados. Se salvaron muy pocos descolgándose por los muros del baluarte y corriendo hacia las murallas.

Se dice, que un sargento español se había pasado al enemigo y les informó del santo y seña.


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