La última vergüenza

A los franceses se les vislumbraban los bigotes de tan cerca como se encontraban. Los bravos migueletes defendían las ramblas, pues los dos mil soldados de reten que cada noche se situaban en las ramblas para defenderlas, misteriosamente no había llegado esa noche. Como los franceses entraban en dos columnas prácticamente sin oposición por la ausencia de nuestros soldados, los migueletes, civiles y el resto de hombres que defendian las ramblas, reculo por la muralla hasta la de San Francisco, batiendose tenazmente cuerpo a cuerpo, pero cual seria su sorpresa que los gabachos les surgian por la espalda. Todo tiene su explicación. Parece ser, que el Coronel Don José Canaleta, mando abrir el rastrillo que permitio a los franceses penetrar en la ciudad y sorprender a los nuestros por la espalda, con el pretexto de que se habia cerrado sin orden suya.

¿Y todos me preguntaréis? ¿Qué hacemos con ese coronel Canaleta? ¿Lo fusilamos?

Ya es tarde para eso, pero sigo sin entender tanta traición para con los civiles, primero al no presentarse los dos mil soldados que sí lo hacían cada noche y segundo, por dejarles los rastrillos abiertos, si es que no sé si alguien todavía alberga dudas sobre la enorme traición que ejecutó el ejército español contra los de Tarragona.

Pero claro, acordaros que Contreras tenía un plan para salvar a la guarnición y no estaba en su mente presentar batalla alguna al enemigo, al contrario, huir como ratas y dejar desamparados a los civiles.