Capitulo primero
Era una noche de finales de Diciembre, de perros, se los atestiguo. Yo me hallaba calentito en el figón de mi madre atendiendo la clientela que nos visitaba y recreando la vista con los turgentes valores que mostraba una de tantas prostitutas que frecuentaba el local, aliviando la entrepierna abultada de muchos y compitiendo con mi madre, imagínense cómo dormía yo por entonces, bien caliente sin necesidad de fuego en el hogar de mi alcoba.
Me encontraba como digo, ajeno a las intrigas de traición que se cernían sobre la plaza, cuando en un lugar abandonado, a pocas leguas de la ciudad, tuvo lugar un importante encuentro entre los miembros de la Junta Superior de Cataluña y un comisionado, capitán de alabarderos dijo ser, enviado por las Cortes de Cádiz, encuentro que se engendró a petición de los primeros, quienes ya tenían juicio de la ruin perfidia que acechaba a la ciudad. ¿Que cómo tuve conocimiento de esa secreta reunión? Les dije que era joven, pero no atrasado, aunque por aquellos entonces no sabía leer ni escribir, y contaba hasta diez con ayuda de los dedos de ambas manos, pero nadie se atrevía a burlarme un real, que para eso estaba mi señora madre, que aunque puta, sabía sumar los dineros como un amanuense.
La reseña la conocí después de que los mal nacidos de los gabachos me lesionaran la pierna con un tiro de fusil, el maldito remo acabó gangrenado y tuvieron que amputarlo. Sí, mellado y cojo, pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos en el negocio que nos ocupa, que no es poco.
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