“El
mensaje”, de Uriska
He
soñado que tumbada bajo el sol me despertaba en una playa, había un
cartel que indicaba Playa del Milagro. Me acercaba con los pies
descalzos por la arena fina hacia la orilla, en la parte húmeda los
granos fríos se pegaban a la planta del pie, erizándome las
sensaciones y provocándome un ligero escalofrío.
Todo
se compensa sumergiendo las piernas en la briosa agua, las gotas me
salpican algo mas que los muslos, es agradable la sensación: un día
de paz y reposo.
Algo
brilla en la superficie, por un momento se encoge el estomago con la
temida sensación de que sea una medusa. Dan escalofríos estos
“bichitos” cuando están cerca, así como te atrapan
hipnóticamente al verlos moverse en un estanque.
Alivio
al comprobar que no se trata de nada vivo, es verde y vidrioso. Miro
a ambos lados de la playa, todo esta vació de veraneantes, las
únicas; las gaviotas.
¿Quién
se dedicara a tirar los restos del botellón al agua? Veo que hay una
papelera cerca de las duchas al lado donde deje mi toalla. Me
adentro un poco más en el mar y cojo la botella, esta resbaladiza y
la pierdo, me hace gracia el chapoteo que tengo que dar en busca de
la basura perdida. Salgo del agua ya mas empapada que otra cosa,
agito la cabeza para que el pelo no se quede apelmazado, y voy a
tirar mi tesoro al contenedor.
Veo
que la botella esta tapada, ¿querrían ver que flotaba y no se
hundía? Hay algo dentro, no es resto de bebida, parece un rollo de
papel.
Miro
otra vez a los lados ¿un mensaje en una botella?
Me
siento la protagonista de multitud de historias en la que esta
situación se repite.
Al
sacar el tapón un ruido de vació inunda la escena, una nube tapa el
sol y las gaviotas graznando alzan el vuelo. El rollo de papel parece
ensancharse y no sale por mas que lo intento. Decido guardar el
descubrimiento en mi bolso de playa. La nube pasa de largo entonces,
y mis amigas voladoras regresan con su peculiar sonido. Puedo leer un
rato antes de que se levante fresco.
Da
pereza irse pero no queda más remedio ¿mañana podré volver? No
sé....
Me
acerco al coche aparcado cerca del camino de acceso, voy para casa.
Mi compañero de piso me da un beso en la mejilla cuando medio
sonámbula me acerco a la cocina a por algún objeto que me permita
sacar el papel.
Me
pregunta
- ¿Quieres conservar la botella?—
- No, sólo quiero el papel de dentro, será una trozo en blanco... lo encontré en la playa —
Veo
como en una bolsa de plástico mete la botella y le da un ligero
golpe contra la encimera de piedra. El cristal se hace añicos.
—Cuidado
por si queda algún trozo en el papel.—
Rebusca
en la bolsa y con cuidado me da un pergamino enrollado, parece mas
grueso de lo que había supuesto. Los restos, con la bolsa, los tira
a la basura y se marcha a su habitación comiendo una manzana.
Me
quedo en el sofá, con el papel en la mano, temblorosa. Es áspero y
rugoso, amarillento. Alguien se ha tomado muchas molestias para que
parezca antiguo. Es un único pliego doblado sobre un cilindro de
madera para darle forma, y esta escrito.
“” ¿Seguiré siendo capaz, yo
Edward Codrington, de prestar el necesario servicio a los asediados
para que sigan sobreviviendo?. En Mayo de 1811, soy capitán y estoy
a bordo el barco HMS Blake de 74 cañones frente a las costas
catalanas. En Tierra acontecen escenas de los más intrépidas, de
gran valor por parte de los que resisten, y de una maldad terrible
mostrada por los atacantes, estos franceses no dan un respiro y el
ruido es ensordecedor. Algunos hombre, acostumbrados y trillados en
la batalla tiemblan con el sonido de las explosiones o los derrumbes.
Llevamos mercancías vitales, intentamos evacuar a heridos, pero
¿será esto suficiente para que resistan? Y por encima de eso
¿conseguiré obtener el mando militar de estas costas? Dudas en las
batallas, a los hombres de bien nos entran dudas. Y espero que a los
hombres de mal les caiga un obús encima.... “”
Suena
el timbre, me desperezo en mi cama de Madrid, he estado soñando, sí,
con una playa. Me levanto, es un amigo que viene a buscarme, mi
compañero de piso en el sueño, tenemos preparado irnos a Tarragona
un grupo, me he quedado dormida. Le abro pidiéndole disculpas porque
tengan que esperarme. Me ducho rápidamente mientras él baja a
avisar al resto, hay tiempo para tomar un café al lado de mi casa.
Cuando me reúno con ellos en el coche les cuento mi sueño, me
resulta extraño acordare de tantos detalles, mi amigo se parte de la
risa y me dice que si he estado buscando en red información de donde
vamos
—No,
¿por qué?—
—Vamos
cerca de Playa del Milagro, y el Comodoro Codrington es un
personaje histórico, ¡existió!, esta documentado y efectivamente
capitaneo la Blake—
Hasta
que no llegamos a Tarragona no puedo dejar de darle vueltas, entro en
una librería y pregunte por algo sobre el Comodoro Codrington. Llevo
en mi bolso “La guerra del Francés”, de Amando Lacueva,
presiento que será un trepidante lectura.
Bibliografía:
“Historia
del levantamiento, guerra y revolución de España 1835”, Vol. 4 ,
de Toreno, José María Queipo de Llano Ruiz de Saravía, conde de,
1786-1843
Aquí dejo mi voto para el concurso actualmente en marcha. ¡Mucha suerte Uriska!
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