domingo, 15 de mayo de 2011

Comentario del historiador Ernest Vallhonrat i Llurba


ERNEST VALLHONRAT I LLURBA | 15/05/2011 16:42
El segundo libro más vendido en Tarragona ha sido La Guerra del Francés o La marca del traidor, de Amando Lacueva, natural de Hellín (Albacete) y tarraconense de adopción y corazón compartido.
El libro de Lacueva tiene 430 páginas entre las que se encuentran varios mapas y planos antiguos del territorio y grabados de la ciudad, así como una relación o reparto de los personajes que aparecen en la narración con una breve explicación que facilita la lectura.
La invasión napoleónica de España entre 1808 y 1814 conocida por la Guerra de la Independencia, en Catalunya es llamada la Guerra del Francés. En ella se produjo el heroico sitio, defensa y asalto de Tarragona durante cincuenta y ocho días de mayo y junio de 1811, quizás el más cruento de los asedios, en el que los defensores no se rindieron.
Fallecieron tres cuartas partes de la población y tropa acorralada entre sus bimilenarias murallas. Según los historiadores, fueron once mil los muertos y degollados por los asaltantes. Pérez Galdós, en los Episodios Nacionales, relató los hechos de los sitios de Zaragoza y Gerona, en sendas obras, pero faltaba el libro que con rigor narrara el heroico sacrificio de Tarragona.
Lacueva dice en la introducción de su libro: «Tarragona y sus héroes claman un lugar en la Historia de esta patria desgraciada». La trama novelística está muy ajustada a los hechos históricos. Están escritos en un estilo y vocabulario de uso en su tiempo y espacio y hace una narración viva que atrapa al lector en un creciente clima de interés e intriga hasta llegar a descubrir y hacer plausibles los intereses y motivos de los traidores. En resumen, un libro muy recomendable que debería estar en todos los hogares tarraconenses.
Aquella heroica Guerra de la Independencia de España, llamada la Guerra del Francés en Catalunya, desde 1808 duró seis años. Napoleón había comprado vergonzosamente a Carlos IV y a su hijo el golpista Fernando la venta de sus sacratísimos derechos regios. Para España, cuyos territorios americanos ocupaban una extensión doble de la que habían perdido los ingleses y en cuyo trono se sentaba un Borbón, dinastía poderosa e irredenta enemiga «del francés», el panorama era lúgubre.
En tales condiciones y ante la noticia de la invasión y el supuesto secuestro de la familia real española, los criollos americanos descendientes de padres españoles se vieron obligados a admitir que España ya no era España, pero tampoco era Francia y aquella guerra fue el germen del levantamiento de los territorios en una causa común identificada con la libertad e independencia de los pueblos hermanos de Hispanoamérica.








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