martes, 13 de marzo de 2012

Concurso de relato: Belmonte, por Mercy Flores.


Belmonte se pasaba el día correteando por las áridas montañas tras su dueño, Lluis un joven muchacho inmerso en una guerra un poco por casualidad y un poco por obligación.
Pero los perros no entienden de batallas, Belmonte ladraba al enemigo simplemente porque eran desconocidos para él, intrusos que intentaban invadir su territorio, ajeno al peligro que corrían su dueño y el mismo si los apresaran.


Esta batalla se alargaba más de lo habitual llevaban una semana escondidos tras las colinas  y Belmonte ya se había acostumbrado al olor del enemigo, ya no ladraba si acercaban a ellos.


El octavo día fue el peor en la vida de Lluís. Al atardecer estaban acorralados, el enemigo no tuvo compasión, bayoneta en mano acabaron con la vida de sus compañeros entre ellos su padre que quedó en el suelo  rajado por la mitad con los intestinos en la mano, pero aún con vida, desangrandose poco a poco y susurrando a Lluís que acabará con su vida. Casi con una pasmosa determinación sacó su cuchillo y se lo clavó a su padre en el corazón. Lo sacó con la misma determinación que lo había clavado dispuesto a cortarse el cuello cuando escuchó el incesante ladrido  de Belmonte, escudriñó el horizonte en busca del can y vio a lo lejos su silueta, corría en la misma dirección en la que marchaba el enemigo.


Sin perder tiempo alguno lo siguió, no permitiría que también acabaran con su fiel amigo.
Lluís siguió el rastro de su perro durante tres largos días tan solo había comido pan duro que quedaba en sus alforjas y abundante agua del río que bordeaba el angosto camino cuando divisó el improvisado campamento de sus enemigos;  cinco hombres, armados, una joven muchacha atada a la pata trasera de un caballo y en una jaula minúscula su apaleado perro lleno de heridas.


Agazapado tras las rocas esperó que llegara la noche y cuando todos dormían plácidamente liberó a la muchacha y a su fiel mascota, en el mayor de los silencios emprendieron la huida pero Belmonte estaba tan contento que soltó un ladrido de alegría despertando al campamento. Lluís cuchillo en mano rajó  la yugular del que aún seguía en el suelo, el perro saltó contra el que tenía más cerca, cayó  y se golpeo el cráneo con una roca y la joven muchacha clavó la bayoneta que estaba cerca de la hoguera a otro de ellos , ya solo quedaban dos y como por milagro divino los hombres cayeron en la hoguera que les calentaba en la noche, el viejo caballo como venganza a los castigos a los que se había visto sometido de una coz  los mandó al infierno.


Ganaron la batalla gracias a un muchacho y su leal can y fueron vitoreados y laureados al llegar a la ciudad que jamás ningún extranjero pudo conquistar.
Fin
Autora: Mercy Flores.

4 comentarios:

  1. Cómo siempre, Mercy Flores, Tus historias tienen sabor y una exquisita frescura.

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  2. Diferente,y entretenido relato.
    Me encantó el final.

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  3. Creo que es el mejor relato en cuanto a una guerra que he podido leer, puesto que las guerras de por sí son estériles, ineficaces y absurdas. Al menos, esta ha resultado con un hecho heróico promovido por unos niños y la mascota, pues ella también se defendió.
    Felicidades, como siempre, Mercy. A tus pies.

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  4. ES muy original, fresco, diferente. Me gustó

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