Nicolás Carnot
Nicolás es capitán de dragones, la caballería pesada del ejército imperial. Llegó a Tarragona destinado a intendencia, a los acumules instalados en el edificio de la Iglesia de Santo Domingo con un falso oficio del mariscal. Nicolás sufrió un percance en combate y tiene una herida en la pierna, lo que le hace caminar con una pronunciada cojera. La belleza de Teresa le cautivó, enamorándose perdidamente de ella. Teresa lo captó para la causa, y desde entonces colabora con los Brigants.
No puede quedarse de brazos cruzados mientras observa como los italianos tratan a los civiles, lo que le ha ocasionado más de un enfrentamiento por interceder en favor de los habitantes de la plaza. Emile, el señor comisario, lo tiene en su punto de mira. Le resulta sospechoso su comportamiento y no acaba de fiarse del oficial imperial.
A Nicolás Le gusta pasar largas horas en el figón de la viuda jugando solitarias partidas de ajedrez, pese a que el alboroto de la tropa y los gritos de las putas no permiten nunca que se concentre, pero es un buen lugar para observar y enterarse de los movimientos del enemigo.
La suerte de Teresa le ha vuelto loco. No ha podido superar que su amada muriera ahorcada por orden de Bertoletti, y eso le ha acarreado consecuencias desastrosas, ahora, la resistencia no puede contar con su colaboración en lo que es la inteligencia más importante urdida por la resistencia, algo que si triunfa, acabará definitivamente con la vida de todos los militares de la dotación imperial asentada en Tarragona.
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